domingo, 14 de febrero de 2010

Tercer entorno y tercera fase

Dentro de los diferentes espacios ―espacio físico (una casa, la ciudad, el campo, un país...), espacio psicológico (el ambiente, estado de ánimo: tristeza, alegría, ira, etc. y espacio social (nivel socio-cultural de los personajes: agricultores, estudiantes, militares…, quienes mantienen diferentes vocabularios, por ejemplo, debido a sus niveles educacionales o sociales―, queremos hablar del "tercer entorno", del que nos habla J. Echeverría, que es un nuevo espacio social en construcción , artificial y posible gracias a la existencia de las TICs que modifican y han modificado las relaciones sociales y culturales que se dan o daban en los entornos primero y segundo.

Pero claro, para hablar del "tercer entorno" debemos tener una clara referencia de lo que son los dos anteriores: el primero y el segundo. El "primer entorno" se mueve alrededor de la persona en su ambiente de ser vivo, es decir: de la persona "al natural": el cuerpo humano, el clan, la familia, las costumbres, la lengua,... que serían formas sociales y humanas de la persona. El "segundo entorno" se mueve alrededor del ambiente social del lugar en que vive la persona: pueblo o ciudad y, por tanto, sería un entorno rural o urbano con características definitorias de los dos: forma de vestir, forma de hablar, forma de relacionarse, además de todo concerniente con la forma del "trabajo" ―el taller, la empresa, la industria, etc.― o de las instituciones con quien se relaciona ―la nación, la iglesia, el ejército, etc.―. Y, evidentemente se plantea un "tercer entorno" en contraposición a la existencia de los otros dos citados.

También a la hora de referirnos a la diferentes "fases", tal y como nos dice R. Simone, hemos de reseñar a tres de ellas, que se han ido dando en la Humanidad de una forma gradual y cronológica.
La más cercana a nosotros en el tiempo es la Tercera, a la que hemos accedido de forma imperceptible y apenas sin darnos cuenta: es la fase de la cultura audiovisual ―radio, televisión e Internet, etc.―. Y, como es de sobra conocido, hemos pasado por una primera fase dominada por la escritura manual, y una segunda, fase ya tecnológica, que fue la impresión de caracteres gracias a la imprenta.

Concluimos diciendo que hemos notado que se han hecho cosas que nunca la persona se hubiese imaginado pero, a la vez, también hemos notado que estamos abocados a la pérdida de anteriores formas de conocimiento, lo cual no lo vemos del todo correcto.
Quizá este sea el lado "malo" de las TICs. Nos están dando mucho y, a la vez, nos están privando de no poco.

domingo, 7 de febrero de 2010

La brecha digital

Para hablar de la "brecha digital", primero creo conveniente dar una definición, y para ello he elegido la utilizada por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que nos indica que es "La distancia existente entre individuos, áreas residenciales, áreas de negocios y geográficas en diferentes niveles socio-económicos en relación a sus oportunidades para acceder a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como el uso de Internet, lo que acaba reflejando diferencias tanto entre países como dentro de los mismos". Una vez conocido esto, vamos a tratar la "brecha digital", enfocando el tema hacia la diferencia que hay entre nuestros padres y nosotros, y por nosotros me refiero a la gente nacida a partir de los años ochenta de siglo pasado.
A todos nosotros nos ha tocado explicar el funcionamiento de un aparato digital, desde el más simple -mando a distancia, por ejemplo- a otro más complicado -ordenador, vídeo consola, etc.-. Y, siempre pasa igual: por mucho que se lo expliques, vuelven a preguntarte y a preguntarte. No importa la forma ni el número de veces de la explicación. Ellos no captan del todo aquello que les explicamos. Al final, casi siempre perdemos la paciencia y llegamos a sentirnos frustrados porque nuestras explicaciones no sirven absolutamente de nada. Pero claro, no nos damos cuenta que nosotros nacimos sabiendo que el on y el off eran el encendido y el apagado, que el símbolo de un triángulo señalando hacia la derecha es el play, etc. Para que seguir. Conocemos una larga lista de obviedades que, por lo visto, no lo son tanto para nuestro padres.
La gran mayoría de los padres que conozco, apenas se molestan en aprender o mostrar predisposición en hacerlo, no se denota en ellos el mínimo interés en hacerse con "la materia", pasan olímpicamente de las nuevas tecnologías y esperan que les demos todo hecho. Pero no todo deben ser críticas hacia ellos. Pongámonos por un momento en su lugar. Imaginemos que tenemos que aprender a bailar la peonza -o zompo, como se la llama en Albacete-, o como utilizar las herramientas que utilizaron nuestros mayores en el campo o en cualquier otro trabajo. ¡Pobres de nosotros! O si nos dijeran ahora que, con nuestra edad, tenemos que aprender japonés o chino, por ejemplo. Nos resultaría muy difícil, pondríamos poco interés y nos daría una pereza tremenda.
En definitiva. Está clarísimo que según el lugar y la época en la que nos toca vivir, vamos a tener mayor o menor familiaridad con ciertas cosas. Y, como por suerte, nosotros vivimos en un país desarrollado y en pleno s. XXI, pues tenemos mayor facilidad para conocer y utilizar las TICs. Pero, por desgracia nos ha tocado vivir una época en la que tendremos que explicar por enésima vez las cosas a nuestros padres. Aún así, no podemos generalizar del todo, puesto que hay padres que se manejan mejor que nosotros con un ordenador y a los cuales, de vez en cuando, les solicitamos la información que nosotros necesitamos, y otros a los que con una explicación les basta. Lo peor de todo esto será cuando la "brecha digital" la tengan nuestros descendientes con nosotros y se rían de nosotros como lo hacemos ahora de nuestros mayores. En conclusión, antes o después, todos pasaremos por el mismo aro.

martes, 2 de febrero de 2010

"A hombros de gigantes"

"A hombros de gigantes", es una frase hecha con la que uno se refiere a su apertura de mente hacia el conocimiento, siempre gracias a lo aportado por otros personajes anteriores a él. Esta cita fue utilizada por I. Newton ante Robert Hooke, cuando se carteaba con éste hablando y discutiendo sobre la Ley de Gravitación Universal. Concretamente, en una de las cartas -escrita hacia el año 1675-, dijo textualmente: "Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes", en clara referencia a personajes tales como Kepler, Copérnico o Galileo.
Sin embargo, esta cita, no es original de Newton, puesto que se le atribuye al filósofo del s. XII Bernard de Chartres. Aún así esta frase ha sido, es y será repetida por diferentes pensadores de todas las épocas, y por los "no tan pensadores" puesto que yo también me la pienso agenciar y utilizar.