lunes, 22 de marzo de 2010

Bibliotecas virtuales

La historia universal, comienza con los primeros testimonios escritos por el hombre ya sean, en piedra, papiro, arcilla, etc. Después de muchos siglos llegó el papel y con él el soporte, al que llamamos libro, que tras la creación de la imprenta se hizo mucho más asequible para todo el mundo. Pues hoy en día, tenemos el soporte virtual, gracias a una red de bibliotecas por todo el mundo, las bibliotecas virtuales. Aquí, en España, según el Ministerio de Cultura de nuestro país, la Biblioteca Virtual de Patrimonio Bibliográfico es un proyecto cooperativo del Ministerio de Cultura y las Comunidades Autónomas cuyo objetivo es la difusión mediante facsímiles digitales de colecciones de manuscritos y libros impresos que forman parte del Patrimonio Histórico Español.
Esta iniciativa permitirá consultar sin restricciones fondos que, por sus características, resultan difícilmente accesibles. Está formada por las reproducciones facsímiles digitales de colecciones que componen el Patrimonio Bibliográfico Español. La participación se ha iniciado mediante la firma de convenios con otras instituciones que conservan fondos patrimoniales.
Estos convenios han tenido que ser necesarios, puesto que instituciones como CEDRO, SAGAE, etc. se sentían amenazados por esta propuesta, ya que, se podrían violar ciertos derechos, deseos, leyes…como por ejemplo todas aquellas que incumben al autor, tanto derechos económicos, como el miedo al plagio y muchas cosas más. Pero claro, eso ya depende del uso que haga el propio usuario.
A pesar de todos estos miedos que hubo en un principio, son muchas más las ventajas que esta iniciativa nos aportará como: el incentivo a la lectura (tan necesario, muy a mi pesar), Constituir un aporte para entidades educativas, y estudiantes que investigan en Internet, como fuente para sus trabajos escolares; Dar oportunidad al visitante de conocer y valorar escritores y obras de distintos movimientos literarios, épocas y entornos socio-político-geográficos. Poder, leer una obra que por motivos de seguridad, normalmente no se puede acceder a ella.
En definitiva que todos podamos enriquecernos de todas aquellas obras que están o estarán escritas de una forma cómoda y loable para todo el mundo.






Web visibles y web invisbles

Para empezar a hablar de lo que son las web visibles e invisibles, primero vamos a dar una pequeña definición de cada una de ellas, y así meternos en el tema de lleno.
Una web visible es aquella cuya información registrada y ordenada por los buscadores convencionales y recuperada casi en su totalidad mediante una consulta a sus formularios de búsqueda. Generalmente está formada por páginas web estáticas, es decir, archivos con una URL fija y accesibles desde otro enlace. Y porque no decirlo, no siempre fidedigna.
Y la web invisible es el término utilizado para describir toda la información disponible en Internet que no es recuperada interrogando a los buscadores convencionales sino mediante bases de datos. Si bien, la gran mayoría de las bases de datos están disponibles a todo el mundo, los buscadores solamente pueden indicar su página de entrada o homepage. Por lo tanto, la información almacenada es por consiguiente "invisible" a estos, ya que los resultados se generan en la contestación a una pregunta directa mediante páginas dinámicas, es decir, páginas que no tienen una URL fija y que se construyen en el mismo instante (temporales) desapareciendo una vez cerrada la consulta.
Al tener ya claras lo que son estos dos términos, llegamos a darnos cuenta, que la gran parte de toda esa información, está “escondida” a nuestros ojos, y solo llegamos a conocer una mínima parte de todo lo que Internet nos puede llegar a dar a conocer a no ser, que sepamos manejarnos en ese “mundo invisible” de bases de datos, procesadores, etc.
Esto, nos lleva a afirmar, que aún viviendo en la sociedad de la información, de la globalización donde pensamos que con Internet no se nos resistirá ningún dato, y además lo conseguiremos con poco esfuerzo, resulta que no es así, que no llegamos a todos los recovecos del saber puesto que estos nos son invisibles. Con lo cual, vuelvo a dar la razón a Sócrates cuando hace siglos, afirmó “yo solo sé, que no sé nada”, puesto que aún viviendo en la edad de la digitalización y el Internet, jamás tendremos todo el saber en nuestras manos por muchas herramientas que tengamos para hacerlo.